domingo, 30 de diciembre de 2007

J.R. Albaine Pons

DAM. Transcribo con admiración este artículo de mi buen amigo J.R. Albaine Pons.


VIDA INTELIGENTE
Los magos sin ritmo
J. R. Albaine Pons
www.clavedigital.com

Cuando nuestro gran músico Don Félix del Rosario irrumpió con inusitada fuerza a mediados de los años 60 del siglo pasado con su grupo "Los Magos del Ritmo", nos trajo un merengue cadencioso basado en saxofones, que hoy son clásicos dominicanos. Compitió con las irascibles trompetas del Combo Show de Johnny Ventura y ambos terminaron con la era de las grandes orquestas merengueras, que se fueron con la Era, aquella de la Paz y la Confraternidad.
Quizás no pensó Don Félix en toda la carga cultural de la palabra mago. Conocidos desde los Medas y los Persas, atesorados por los ingleses en la Edad Media con su archiconocido Merlín, adorados desde entonces por los españoles por ponerlos a visitar un pesebre y llevados al comic del siglo XX con el inolvidable Mandrake, los magos son no sólo nuestra fantasía, sino más aun, nuestra cotidianidad.
Los magos en realidad no son los que hacen milagros, que esos son los santos (aunque en siglos pasados la Iglesia Católica ofrecía y gustosa ofrendaba hogueras para aquellos que infringían las leyes naturales de su idea de Dios y no se salvó ni Juana de Arco), los magos son los que predicen el futuro y lo saben todo, aunque no saben nada de todo lo demás.
Y mire usted nuestra pelota o la foránea por TV y escuchará a los narradores compitiendo a ver quién predice el próximo lanzamiento, no pueden soportar la espera de unos segundos para ver qué lanza y narrarlo ¡No! Se enredan en las predicciones que resultan en un 99% equivocadas.
En realidad el predecir es una conducta muy propia del ser humano. En un texto reciente sobre la religión y su explicación como idea, el filósofo norteamericano contemporáneo Daniel Dennet presenta la conducta al parecer disparatosa de una hormiga que insiste en escalar una hoja de hierba hasta llegar a su ápice y luego cae, para volver de nuevo a subir y repetir este alpinismo verde todo el tiempo.
La hormiga ni especula ni busca nada sobre la hierba. Biológicamente no obtiene ninguna ventaja, ni comida, ni pareja, ni territorio al realizar este comportamiento repetitivo. Pero tiene alojado en su cerebro un pequeño parásito; una duela de lanceta, parásito emparentado con nuestras tenias o solitarias, las duelas del hígado de los corderos y la esquistosomiasis que abunda en ríos del Este. Este Dicrocelium dendriticum en el cerebro de la hormiga, necesita llegar al estómago de un rumiante, de una oveja, para completar su ciclo de vida; y dirige así la conducta de nuestra hormiga.
Para Dennet, y para mucha de la psicología cognitiva actual, en los humanos son las ideas las que realizan las funciones de dirigir la conducta. Los humanos, ya lo sabemos, somos animales. Pero no de cualquier tipo, aunque sea difícil de creer. De los chimpancés nos separan 300 mil generaciones y 10 Mega de información genética. Los humanos pensamos, y como dice Canetti, pensar es insistir, y predecir, agregamos.
No podemos olvidar que el 99% de la existencia humana la hemos vivido como tribus nómadas básicamente recolectoras y nuestros cerebros aunque hoy están aquí, en realidad están adaptados a esa vida errante de búsquedas y de expectativas y predicciones. Y ahora magos son aquellos que hacen de sus predicciones un modus vivendi en la sociedad, en sociedades donde cada uno de nosotros cree con certeza ser por lo menos un mini-mago, un maguito de sociedad.
Todos somos magos. Intentamos predecir la Loto, adelantar quién ganará las próximas elecciones o cuánto tiempo durará la “prima” en caerse. Ahora predecimos el ambiente y el clima. El calentamiento global, que quede claro: una predicción, sólo que de modelos matemáticos y en computadora y no en bola de cristal, pero predicción al fin. Desde presidentes hasta encargados de presas hidroeléctricas son los grandes magos actuales. Predicen el futuro y tratan su predicción como una cosa y como una causa y ya todo está resuelto.
Pero ojo, no confundir a los magos con los brujos y hechiceros. Estos últimos evolucionaron hacia la medicina moderna. ¿Y los magos? Evolucionaron también, pero en estos magos conocidos, que predicen y no pegan una. Pero no importa. Casi siempre los errores de nuestros magos gobernantes los pagan los pobres
Son magos sin ritmo, no como los de Don Félix. O, peor aun, son magos de un ritmo mortal.

Comentario de Rafael Calderón

Muy buen escrito. Sólo quiero anotar que quien bautizó al grupo del maestro Félix del Rosario con el nombre "Los Magos del Ritmo" fue don Ramón Rivera Batista, innolvidable as de la locución dominicana, quien (emocionado durante una presentación del grupo que inició su fama en el hotel Europa) resumió en esa frase todo lo que hacían seis músicos para sonar como una orquesta grande.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Hubble

El último viaje al 'Hubble'
Los astronautas se preparan para la quinta misión de reparación del telescopio
DENNIS OVERBYE - Greenbelt (Maryland) - 26/12/2007

www.elpais.es


El próximo agosto, tras 20 años de exageración, desencanto, errores garrafales, triunfos e inigualables vistas del espacio, y cuatro años después de que la NASA decidiera dejar que el telescopio espacial Hubble muriese en órbita, un grupo de astronautas se acercarán al observatorio en el transbordador Atlantis, llave de tuercas en mano. Al menos ése es el plan. "Ha sido una vuelta en montaña rusa desde el infierno", comenta acerca de la controversia y la incertidumbre Preston Burch, director del proyecto del telescopio espacial, en el Centro de Vuelo Espacial Goddard (de la NASA).
En un edificio cercano, los astronautas del Hubble -vestidos como para realizar una operación quirúrgica, con trajes blancos, gorros y máscaras- se mueven por una gigantesca y limpia habitación para, por así decirlo, comprobar los neumáticos de los nuevos instrumentos destinados al Hubble y probar técnicas y herramientas bajo el ojo atento de los ingenieros del Goddard. Prueban a meter y sacar la nueva Widefield Camera 3
[Cámara de Campo Amplio de tercera generación], suspendida en el aire como el piano de cola, en el hueco correspondiente en una réplica del telescopio, mecánica y eléctricamente tan exacta que hasta reproduce la cinta aislante que rodea las puertas. "Tenemos que entrenar su mente y su cuerpo", explica Michael Weiss, director adjunto del proyecto del Hubble. Así, cuando los astronautas vean el verdadero telescopio en órbita, "dirán que ya lo han visto antes".
Varios astronautas, haciendo paseos espaciales, han restaurado el Hubble cuatro veces en las últimas dos décadas; pero casi todos coinciden en que el viaje planeado para agosto realmente será la última misión de servicio. Los transbordadores dejarán de volar en 2010, y se calcula que, sin mantenimiento periódico, los giroscopios y las baterías del telescopio se apagarán dentro de unos cinco años.
Astronautas, ingenieros y científicos afirman que están decididos a efectuar el rejuvenecimiento más espectacular del Hubble; una remodelación, puntualizan, que le permitirá funcionar al límite de sus capacidades hasta bien entrada la próxima década, para que pueda desaparecer con un halo de gloria. "Será un telescopio prácticamente nuevo", dice Matt Mountain, director del Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial (Universidad Johns Hopkins, Baltimore). Y añade: "Queremos una ciencia prodigiosa de la que podamos sentirnos orgullosos".
Ingenieros y directores del proyecto se ocupan de organizar cinco días de paseos espaciales a realizar en agosto. Si todo sale bien -algo que nunca hay que dar por sentado a 560 kilómetros de la Tierra-, los astronautas instalarán la cámara y un espectrógrafo nuevos y cambiarán todos los giroscopios -varios estropeados- que lo orientan y las baterías que lo mantienen en funcionamiento. También repararán un espectrógrafo y la Cámara Avanzada de Rastreo, que el pasado invierno sufrió un grave cortocircuito.
Todo esto parecía destinado a un final prematuro después del desastre del transbordador Columbia, en 2003, en el que murieron los siete astronautas. Sean O'Keefe, entonces director de la NASA, consideró que una misión al telescopio era demasiado arriesgada y la canceló. La gente en EE UU se indignó. Incluso hubo niños que se ofrecieron a enviar sus ahorros a la NASA para mantener el telescopio en funcionamiento. O'Keefe fue sustituido en el cargo, en 2005, por Michael Griffin, quien, tras un análisis de riesgos, aprobó la misión del Hubble ante la ovación de científicos e ingenieros.
La nueva cámara que los astronautas instalarán en agosto está diseñada para ampliar la visión del Hubble en ultravioleta (mejorando su visión de los astros más calientes) y en infrarrojo (para ver las estrellas frías), y sustituirá a una que lleva en el telescopio desde 1993. Otro cometido de los astronautas es colocar una sujeción en la parte posterior del telescopio para que una nave automática pueda amarrar un cohete en el futuro. El cohete podría entonces tirar el telescopio en el océano. Pero ese momento aún no ha llegado. La órbita del telescopio permanecerá estable hasta 2024, según los cálculos más recientes.
Una vida de éxito pero accidentada
La historia del telescopio Hubble, anunciado antes de su lanzamiento, en abril de 1990, como el mayor avance astronómico desde Galileo Galilei, se ha caracterizado por giros dramáticos. En el espacio, el Hubble podría distinguir detalles que en la tierra se ven difuminados por la atmósfera. Pero su espejo de 150 centímetros de diámetro resultó estar mal pulido y tenía lo que los astrónomos denominan una aberración esférica. En 1993, los astronautas lo equiparon con lentes correctoras (a costa de retirar uno de sus cinco instrumentos, un fotómetro), y quedó arreglado.
Otras tres visitas de los astronautas lo mantuvieron en funcionamiento y, sustituyendo los viejos instrumentos, aumentaron su capacidad.
En 2002, después de que una cámara infrarroja Nicmos se quedara inesperadamente sin refrigerante, los astronautas le adhirieron un refrigerador mecánico. Un año después, los astrónomos del Hubble usaron la cámara rejuvenecida junto con la Cámara Avanzada de Rastreo para captar las vistas telescópicas más profundas jamás obtenidas del universo. Las imágenes mostraban las galaxias tal y como existían unos cuantos cientos de millones de años después del inicio del cosmos.
"Cuando tienes un instrumento con un alcance mucho mayor del que has tenido nunca, haces descubrimientos que nadie se había imaginado", dice John Grunsfeld, astronauta de la misión de servicio del Hubble en 2002, y que repetirá en 2008. "Y vemos cosas nunca vistas. A raíz de ello, el telescopio dejó de ser un mero observatorio para convertirse en un símbolo de la ciencia. El Hubble se ha convertido en parte de nuestra cultura". Edward Weiler, director del centro Goddard de la NASA, calcula que a lo largo de los años el Hubble ha costado 6.200 millones de euros. "Hay pocas personas, en especial estadounidenses, que no piensen que ha valido la pena", afirma.